INFORME DE PROGRESOS, 15




Esta tarde ha habido una fiesta en el colegio Bikman. Dice miss Kinnian que esta fiesta servirá como acto de graduación para los alumnos, pero en este colegio no te puedes graduar de nada. Simplemente te pueden hacer listo, aunque yo tengo mis dudas. Miss Kinnian sigue siendo dura conmigo desde que el señor Donner y ella están juntos. Siento que soy un estorbo. Además, ellos han intentado ocultar su historia de amor, o desamor, no sé. Yo nunca los he visto en casa. Esperan a que vaya a la consulta del doctor Strauss o a pasear con Billie para quedarse solos, supongo que en la cama. Se comportan como dos niños que juegan a esconderse de los demás, como si su amor, o desamor, fuera fruto de pecado. El caso es que me estoy empezando a hartar de todo esto. Hoy, en la fiesta, he sido yo el que buscaba un lugar para ocultarme. Y es que es patético ver a los compañeros, que son de mi edad más o menos, jugando a adivinar películas de Walt Disney. Lo peor de todo es comprobar que les gusta seguir el juego de miss Kinnian, que sonríe como si viera jugar a sus hijos. Por cierto, creo que espera un hijo del señor Donner. Su mal humor, su forma cruel de apartarme de la casa y de las clases con sus comentarios me hacen pensar eso. Además, el señor Donner sigue bebiendo desde aquella noche fatal en la que acabó consolando a miss Kinnian. Están perdidos y yo no quiero ser el próximo cadáver de su amor, o desamor, no sé.

Miss Kinnian preguntó esta tarde en clase si nos había gustado el curso. Yo no respondí nada. Estoy esperando el momento para largarme de aquí. Me gusta la panadería. La señora Malory es un descubrimiento. Ha dejado de hablar de los famosos que salen en televisión para contarme las aventuras de su hijo John, el clarinetista. Billie habla con ella por fin, ¡quién lo hubiera dicho!. La calle donde está la panadería es mi calle, con la tienda de Corso y aquel muerto en su puerta, con los clientes conversando en la acera antes de entrar a comprar el pan. No sé, estoy esperando el momento para largarme de aquí, pero es difícil. Le he tomado cariño al señor Donner. Después de todo, gracias a él conocí a Billie. Lástima que el señor Donner no sea ni la sombra de lo que fue. ¿Eso es lo que provoca el amor, o el desamor?... no sé.

Al final de la fiesta en el colegio ha venido el director Bikman a saludarnos. Es de esos hombres que no se ríen nunca porque creen que la risa es sinónimo de debilidad. Ni siquiera hoy, día de fiesta para anormales. Estoy verdaderamente cansado de todo esto. Ya no sé si quiero ser listo. He intentado volver a la consulta del doctor Strauss pero Sally sigue tan radiante que he perdido el interés por verla. Me gustaba más cuando sus ojos miraban tímidos y asombrados. Ahora parece que está de vuelta de todo. Con el profesor Neimur es más fácil, porque ahora que me da por reír en su consulta, él cree que estoy casi curado y pronto le dirá al doctor Strauss que me dé el alta como retrasado recuperado.

Estoy esperando el momento para largarme de aquí. Yo también haré una fiesta, pero sin dibujitos pintados en la pizarra ni miss Kinnian, ni anormales que dicen ser como yo, ni anormales que dicen ser doctores y que quieren usarme y hacerme listo. Una fiesta sin invitación, ¡que venga quien quiera!. Una fiesta con Billie y Sally la triste. Una fiesta como la vida, aunque me da la impresión de que la gran fiesta de la vida ocurre siempre en otra parte. Iré a buscarla, sólo estoy esperando el momento para largarme de aquí... con Billie.




Canción: Soltar todo y largarse (Silvio Rodríguez)

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