A primera hora de la mañana ha entrado en la panadería miss Kinnian y ha pedido pan sin sal, como siempre. Le ha dicho al señor Donner que no participo en sus clases. Me he enfadado, porque se lo ha dicho a él y no a mí, que estaba delante. Además, yo siempre participo en todo porque quiero que ellos puedan usarme a mí y quiero ser listo. Pero ayer, en la clase de miss Kinnian hablaron de la muerte y yo no dije nada.
A la hora de mi desayuno ha entrado en la panadería el señor Curt. Aunque es un hombre mayor me deja llamarle Billie. Billie ha entrado justo cuando el señor Donner me estaba gritando por mi conducta en las clases. Ha intentado defenderme: “Deja en paz al muchacho. Ya sabe lo que tiene que hacer. Con treinta años ya se esconde para mear, ¿verdad, Charlie?”. Me gusta cómo me trata Billie. Es el único que me habla como a un adulto. Los demás, me gritan o me tratan con demasiada delicadeza. Por lo que veo, les doy lástima. Como al profesor Neimur: Me dijo que el test de Ro Chac lo hice bien, cuando yo sé que no es así, porque no vi las dichosas imágenes en la tinta negra.
El señor Donner ha salido a desayunar. Billie se ha quedado conmigo mientras me comía mi bollo de crema. Billie dice que el señor Donner me paga una miseria para que no pueda irme nunca de su lado. Yo le dije que no tengo a dónde ir. “Deja de compadecerte, Charlie. Te trata como a un imbécil”. Le dije que yo quiero ser listo. “¿En este agujero?”. Dice Billie que con once dólares por semana nadie puede ser listo. A lo sumo, onanísta. Billie me quiere, ya lo sé, pero a veces dice cosas que yo no entiendo. “Dile al viejo que doble tu paga o le doblo yo la cara”. Cuando Billie se ríe todo el mundo parece ofendido, como si su risa les recordara otros tiempos en que ellos también se reían. La señora Malory, por ejemplo, se va de la panadería cuando entra él, mirándolo con desprecio. Sin embargo, él la despide con una sonrisa y a veces un guiño. Incluso, se inclina ante ella. Billie dice que está enamorada de la mediocridad y tiene muy buen gusto para la hipocresía.
Yo le digo a Billie que el señor Donner me aprecia. Me deja ver la televisión cuando quiero, me ayuda a cobrar bien a los clientes y sobre todo, vivo en su casa. Además, estoy seguro de que quiere que sea listo, como miss Kinnian. Billie me dijo entonces: “ese viejo quiere hacer contigo un acto benéfico para ganarse los favores de esa bruja, que cree que el único sentido de su vida es protagonizar las fantasías sexuales de un panadero honrado que cuida de un deficiente hasta que se muera... perdona, Charlie. Sabes que te aprecio”.
Y es que Billie me trata como a un adulto. A veces no sé qué decir cuando hablo con él pero algún día lo sabré, porque voy a ser listo.
Cuando Billie salía de la panadería, le dije que ayer, en la clase de miss Kinnian hablaron de la muerte y yo no dije nada, porque la muerte de los demás me hace daño (eso lo dije mientras Billie se despedía de mí con una sonrisa) y, además, porque cuando mi muerte venga, (esto no lo dije)... yo ya no estaré.
Canción: Sad song (John Denver)
A la hora de mi desayuno ha entrado en la panadería el señor Curt. Aunque es un hombre mayor me deja llamarle Billie. Billie ha entrado justo cuando el señor Donner me estaba gritando por mi conducta en las clases. Ha intentado defenderme: “Deja en paz al muchacho. Ya sabe lo que tiene que hacer. Con treinta años ya se esconde para mear, ¿verdad, Charlie?”. Me gusta cómo me trata Billie. Es el único que me habla como a un adulto. Los demás, me gritan o me tratan con demasiada delicadeza. Por lo que veo, les doy lástima. Como al profesor Neimur: Me dijo que el test de Ro Chac lo hice bien, cuando yo sé que no es así, porque no vi las dichosas imágenes en la tinta negra.
El señor Donner ha salido a desayunar. Billie se ha quedado conmigo mientras me comía mi bollo de crema. Billie dice que el señor Donner me paga una miseria para que no pueda irme nunca de su lado. Yo le dije que no tengo a dónde ir. “Deja de compadecerte, Charlie. Te trata como a un imbécil”. Le dije que yo quiero ser listo. “¿En este agujero?”. Dice Billie que con once dólares por semana nadie puede ser listo. A lo sumo, onanísta. Billie me quiere, ya lo sé, pero a veces dice cosas que yo no entiendo. “Dile al viejo que doble tu paga o le doblo yo la cara”. Cuando Billie se ríe todo el mundo parece ofendido, como si su risa les recordara otros tiempos en que ellos también se reían. La señora Malory, por ejemplo, se va de la panadería cuando entra él, mirándolo con desprecio. Sin embargo, él la despide con una sonrisa y a veces un guiño. Incluso, se inclina ante ella. Billie dice que está enamorada de la mediocridad y tiene muy buen gusto para la hipocresía.
Yo le digo a Billie que el señor Donner me aprecia. Me deja ver la televisión cuando quiero, me ayuda a cobrar bien a los clientes y sobre todo, vivo en su casa. Además, estoy seguro de que quiere que sea listo, como miss Kinnian. Billie me dijo entonces: “ese viejo quiere hacer contigo un acto benéfico para ganarse los favores de esa bruja, que cree que el único sentido de su vida es protagonizar las fantasías sexuales de un panadero honrado que cuida de un deficiente hasta que se muera... perdona, Charlie. Sabes que te aprecio”.
Y es que Billie me trata como a un adulto. A veces no sé qué decir cuando hablo con él pero algún día lo sabré, porque voy a ser listo.
Cuando Billie salía de la panadería, le dije que ayer, en la clase de miss Kinnian hablaron de la muerte y yo no dije nada, porque la muerte de los demás me hace daño (eso lo dije mientras Billie se despedía de mí con una sonrisa) y, además, porque cuando mi muerte venga, (esto no lo dije)... yo ya no estaré.
Canción: Sad song (John Denver)
1 comentario:
Este chico es más listo de lo que parece.
Que buen tipo ese Billie. Espero que siempre ronde a Charlie.
La música, exquisita.
Publicar un comentario